maandag 2 mei 2011

Vivir

Una agrupación de estudiantes piadosos convocaron una marcha el 28 de marzo en las calles de Bruselas. Con el pretexto de “rezar en silencio contra el aborto”. Podemos preguntarnos qué importa o a quién le preocupa eso. Aunque ante toda la imagen de un par de infelices miserables devotos parece de alguna otra época; las ideas que se ocultan detrás de las iniciativas de estos estudiantes imbéciles, fascistas o amas de casa orgullosas lo son mucho menos.

La marcha fue apoyada por una cantidad de profesores universitarios, el partido poco relevante “Federal Demócrata Cristiana”, un imán y gran parte de los obispos – entre quienes por supuesto no podía faltar el arzobispo Léonard, quién sobresale por sus posiciones homofóbicas y machistas. Algunas organizaciones, como por ejemplo ‘camino de la vida’, ‘aliento de la vida’, ‘grito por la vida’, también convocaron para la marcha.

Todos pretenden tener mucho apego a la vida. La vida. Como sentir mariposas sin pensar en casarse? No. Mariposas para alguien que tiene la misma cantidad de pechos o pilines que vos? No. Eso tampoco. Sexo que te hace disfrutar hasta en las puntas de tu cuerpo, sin querer hijos? No, seguramente eso no. Cuidarte y tomar todas las posibilidades para esto, hacer tus propias elecciones? No. Eso está prohibido. De eso se trata!

Vivir, para ellos, es limitarse, limitar a otros. Destruir y sofocar cada expresión de voluntad de vivir con el pretexto de hacer penitencia por los pecados terrestres. Esperando eternamente, esperando algún paraíso, lejos de aquí y ahora. Un paraíso que piensan encontrar cuando estén bajo tierra.

Hoy tenemos la posibilidad de abortar un embarazo no deseado porque muchas mujeres han luchado en los ’70, de diferentes maneras, en diferentes frentes, para soltarse del control de paternalistas, patriarcas y doctores sobre sus vidas. Aun así, se limita dentro de términos arbitrarios que varían en cada país. En Bélgica son 14 semanas.

Y eso se encuentra solamente en algunas ciudades, donde fácilmente se encuentran doctores que no te sobrecargan con homilías morales y no tratan de desalentarte cueste lo que cueste. Hoy en día tenemos más posibilidades, es cierto. Pero tenemos que seguir luchando por el sueño que alimentaba las luchas de tantas mujeres, entonces y hasta ahora.

El sueño de poder tomar tu vida en tus propias manos. Poder decidir por vos misma sobre con quién, cuándo y cómo hacer el amor. No queremos apartar el tema del aborto de una emancipación sexual más amplia. Muchas chicas abortan porque el control religioso o paternalista sobre sus vidas les prohíbe de hablar libremente sobre el sexo, de informarse sobre anticonceptivos y usarlas, de experimentar.

Ahí empieza la opresión. Contra el poder de los sacerdotes, los doctores, los psiquiatras, con diferentes trajes de diferentes convicciones, contra eso luchamos.

[Publicado en Hors Service 3, 22 marzo 2011]