La revolución social es como el mar. Sus 
olas se suceden, chocan con obstáculos que se presentan, aplastándolos o
 haciéndolos retroceder a su paso. Con toda la violencia de alce 
indomable, destruyen golpe tras golpe los vestigios del poder, de la 
explotación y de la opresión. Una primera ola, inmensa e inesperada, 
arrastró con ella a la dictadura de Moubarak. Una segunda hizo 
retroceder al ejército que se disponía a tomar el poder. Una tercera 
está levantándose hoy contra el nuevo orden que intentan imponer los 
islamistas.
El verdadero torbellino revolucionario no obedece a 
ninguna partido, a ningún líder, a ningún poder. Al contrario, son 
enemigos irreconciliables. Serán barridos a medida que este se haga más 
profundo. Entre la revolución social que subvertirá toda relación basada
 en la explotación y la dominación, y los impostores, los líderes, los 
amos, los partidos, los capitalistas, las autoridades de cualquier 
calaña, solo puede haber lucha a ultranza. Porque la libertad y el fin 
de la explotación presuponen la destrucción de todo poder y del 
Capitalismo.
No es ninguna sorpresa que estos aspirantes a 
poderosos intenten surfear la ola revolucionaria que invade actualmente 
el país del Nilo; ninguna sorpresa si los nuevos líderes intentan 
imponerse engañando y embaucando, con la ayuda de los medios de masas y 
gobiernos de aquí que hablan de la “oposición”; ninguna sorpresa que el 
verdadero alce revolucionario se traduzca en el programa de algún 
partido político, algún referéndum, alguna bandera y lo reconozca algún 
feudo del poder del mundo. Obviamente, lxs que luchan hoy en Egipto 
contra el poder actual no forma un bloque homogéneo, ni tampoco aspiran 
todxs a una verdadera revolución social. Las luchas en curso están 
atravesadas por miles de contradicciones: entre opositores que exigen 
una asamblea constituyente sin la influencia preponderante de los 
ilsamistas y lxs que no ven la salvación en la democracia parlamentaria,
 lxs que se pegan por aumentos de salarios y condiciones de trabajo más 
aceptavles y lxs que quieren expulsar a toda la patronal, entre los que 
se pegan pero sin poner en cuestion los prejuicios, la moral dominante, 
las tradiciones de opresión milenaria y lxs que luchan tanto contra el 
poder estatal como contra el peso agobiante del patriarcado en un solo y
 único combate, lxs que alzan la bandera nacional y lxs que unen sus 
combates a la lucha de los explotados en todas partes del mundo… Pero es
 sin duda ahí donde se encuentra la fuerza de la revolución que está en 
curso en Egipto: más allá de todas la contradicciones, nació en las 
entraña de lxs explotadxs y oprimidxs. Es ahí donde se libra la 
verdadera batalla.
Lo que está pasando en Egipto, tendrá eco allá 
donde la gente está en lucha por el mundo. Si durante años, los 
ilsamistas de cualquier tendencia han sabido presentarse como los 
combatientes sociales ante millones de personas en el planeta, se les 
caerá la máscara quizá hoy en Egipto, como ya ha caído en otras  (véase 
el sur de Túnez). La revolución social en Egipto será, quizá, la tumba 
de los islamistas y de la reacción religiosa camuflada detrás de una 
supuesta emancipación social.
En la base de la solidaridad 
revolucionaria internacional, se encuentra su propio reconocimiento en 
las batallas libradas en otro sitio. Quedarse como espectadores del 
arranque insurreccional en Egipto solo puede contribuir a su aislamiento
 y sofoco. Para apoyar y reforzar el verdadero alce revolucionario, que 
aspira a terminar con toda explotación y poder, hay que actuar. Lanzarse
 a la pelea armadxs con la idea de la libertad, la auténtica.
Así,
 creemos oportuno lanzar un llamado a pasar al ataque, a apoyar la ola 
revolucionaria en curso en Egipto, allá donde estemos, con nuestras 
propias ideas, con nuestros propios medios. Si en Alejandría, en El 
Cairo, en Mahalla… miles de personas se tiran a la batalla por un mundo 
nuevo, procuremos que cualquier representante del Estado y del Capital 
egipcio en cualquier parte del mundo se encuentre con el conflicto ha 
llegado a su puerto. Que cualquier estatal, capitalista y siervo del 
orden del mundo entero sienta en su cuello el soplido de la revolución 
social
¡Tejamos lazos de acción entre los focos insurreccionales en todas partes del mundo!
¡Por la destrucción de todo Poder!
Translation of "Egypte. Comme la mer", Hors Service 32, 15 january 2013
By ContraInfo.